La siguiente discusión esta basada parcialmente en el Modelo de Calidad de los Servicios Sanitarios
desarrollada por Avedis Donabedian, y que fue la base de un diseño preliminar de medición de la satisfación usuaria
que desarrolle a solicitud de la Unidad de Aseguramiento de la Satisfacción Usuaria de la Red del Servicio de Salud Metropolitano
Occidente en el año 2005 . Posteriormente me ha sido uútil para la inducción en talleres con el Hospital de Constitución,
Victoria, y Hospital de Talca . Si quieres ahondar en el Modelo visita http://www.calidadensalud.org.ar/Biblioteca/Definicion%20y%20evaluacion%20de%20la%20calidad.doc o comunicate al mail lmartingodoy@gmail.com Prometo - en la medida de lo posible- Contestar.
ANTECEDENTES
La atención en salud es un proceso continuo que se preocupa de
la persona antes de la enfermedad, que le entrega herramientas para su autocuidado y que, en caso de enfermar, la acoge, trata,
rehabilita y ayuda a su reinserción.
Este proceso, en nuestro país, presenta una negativa figuración
en lo que se refiere a equidad en su sistema de atención, reflejada en la carga financiera para las familias, como también
en la desigualdad en la calidad y oportunidad de respuesta que el sistema ofrece a sus habitantes.
Es así como las metas globales que enfrenta la reforma de salud
en nuestro país, hacia el 2010, apuntan a disminuir las desigualdades en salud, enfrentar los desafíos del envejecimiento
de la población y los cambios de la sociedad, proveer servicios acordes con las expectativas de la población y mejorar los
logros sanitarios alcanzados.
Desde el punto de vista ético, es imperativo resolver la profunda
inequidad que caracteriza la atención en salud en Chile.
Un primer paso tiene que ver con la satisfacción del usuario, la que
ha sido definida de varias maneras, pero la mayoría concluye que es el grado de cumplimiento de sus expectativas en cuanto
a la atención recibida y sus resultados. La valoración de la satisfacción de los usuarios proporciona una información con
diversos grados de subjetividad sobre el resultado final del proceso asistencial, sin embargo estas opiniones, aún en este
contexto, son sumamente valiosas ya que es mejor que nada. Para las autoridades que dirigen los servicios de salud, resultados
satisfactorios pueden suponer, además de una disminución de reclamos y una mejoría
de la imagen pública, un ahorro económico, ya que si los pacientes están satisfechos es más probable que mejoren su adhesión
al tratamiento, cumplan las recomendaciones y controles que se establezcan y, sobre todo, acepten y asuman como propios los
cambios en hábitos y costumbres que toda actividad sanitaria conlleva.
Desde la perspectiva del usuario,
la percepción de calidad, parece estar influida entre otras cosas, por la rapidez o lentitud de los tramites, la información
recibida, el trato del personal, la forma en que son interrogadas, la comprensión de
los procedimientos a seguir, y otros aspectos a los que probablemente el personal no les confiere mayor importancia ya que
tiene una perspectiva muy diferente a la gente que recibe el servicio. Por lo tanto, el proceso de Implementación de la calidad
debe apuntar a que las necesidades del usuario pasen a ser necesidades sentidas por el ejecutor del servicio.
Desde el punto de vista de la salud publica,
definir el concepto de calidad no es fácil, ya que el usuario de un servicio tendrá en cuenta la competencia o el comportamiento
del personal, el médico la medirá basándose en sus conocimientos y en la tecnología empleada, y el responsable de la gestión
la definirá en relación con la eficiencia del personal y de las instalaciones.
El estudio de medición de la satisfacción
de los usuarios se considera una medida fundamental para la evaluación y control de calidad de los servicios. Por tanto, su
estudio e interpretación deben de ser básicos para una racionalización en la gestión de los Recursos Humanos, sobre todo en los aspectos de cuidado de personal sometido a un alto nivel de exigencia y a fenómenos como
el estrés post traumático, sobre todo en los servicios de urgencia, UTI y UCI.
Al evaluar la calidad de la atención debemos colocarnos en una
posición que nos brinde una visión sistémica del fenómeno con la finalidad de comprender mejor los elementos que conforman
el proceso y así poder mejorarlo. Siguiendo el axioma que señala que no se puede mejorar lo que no se controla, no se puede
controlar lo que no se mide y no se puede medir lo que no se define.
EL MODELO
Siguiendo la ruta lógica del usuario de servicios de Salud la persona que busca satisfacer una inquietud, en el proceso de búsqueda de la unidad,
se encuentra con la infraestructura, si es fácil acceder o no, condiciones de iluminación, temperatura, visibilidad, señalización,
recursos para organizar la atención (números, sillas de espera, otros), medios
tecnológicos para responder y la mantención y limpieza de los mismos. Una vez que accede, se encuentra con un colaborador,
con una identificación visible que presenta una mayor o menor predisposición corporal y comunicativa a la atención. Accede
a la consulta y allí puede ser más o menos informado de sus síntomas y del tratamiento a seguir. Finalmente el proceso de
atención tiene un resultado; se resolvió la situación, se llegó a un acuerdo, plazo, procedimiento intermedio, derivación
previo a la resolución, o se dejo sin respuesta alguna. La presente propuesta
considera –para efectos didácticos y metodológicos- la conformación de
un modelo de tres Factores básicos y dos etapas de implementación:
ESTRUCTURA: Se refiere
a dos dimensiones básicas que afectan la rapidez y resolutividad del servicio (Dimensión tecnológica) y la accesibilidad,
orientación del usuario y rapidez de atención (Dimensión Distribución Espacial y Diseño Funcional al Usuario).
PROCESO: Se incluye
en este factor la dimensión de atención Persona a Persona y la atención médica especializada y las variables que inciden en
ella; las que se describen en los términos más conductuales posibles, a fin de constituirse en factores de agil evaluación.
RESULTADO: La atención
finalmente tiene un resultado; que se divide en el logro de un estándar de atención satisfactorio ( Adecuación de servicio
otorgado y expectativas del mismo) y en la resolución efectiva del problema que origino la búsqueda de ayuda.
Estos tres factores
suponen distintos niveles de desarrollo divididos en dos etapas:
ORIENTACIÓN AL USUARIO:
Independientemente de los niveles de desarrollo que haya alcanzado el servicio, es recomendable iniciar y/o reforzar comportamientos
y modelación de los espacios y sistemas orientados al usuario, y no a las características, comodidad y/o preferencias de los
ejecutores del servicio, o al menos logrando un equilibrio entre ambos. La etapa de orientación al usuario supone el diseño
del trabajo poniéndose en el lugar del usuario.
ORIENTACIÓN A LA SATISFACCIÓN USUARIA: La segunda etapa -una vez que el diseño y organización espacial, de trabajo,
de los procedimientos, sistemas tecnológicos, formularios, planillas, se han simplificado en torno a las necesidades usuarias-
considera acotar las brechas y disminuir indicadores de espera, falta de resolutividad inmediata, trato displicente y/o maltrato, incomprensión de procedimientos, falta de seguimiento y mejorar indicadores
de satisfacción, resolutividad, calidad.